Mucha gente, gran cantidad de diseñadores gráficos incluidos, piensan que una “marca” es un logo bonito. Una marca es mucho más que su identificación gráfica reducida a un simple logo, una papelería llamativa, unas camisetas vistosas. Desde el punto de vista de la comunicación, una marca, además del logo (que es importante) debe tener:
1 – Un Objetivo, una misión
El objetivo de una marca es su razón de existir. Si no tiene una razón, huye, huye lejos de ese proyecto. El objetivo no debe ser algo especialmente complicado: Puede ser tan simple como un ideal al que el o los fundadores aspiran. Puede ser un sueño que quieren alcanzar a través de su empresa. También es posible que lo que busquen es continuar con una empresa familiar comenzada por sus padres o abuelos.
Si los dueños de la empresa no tienen unos principios que los guíen o una motivación específica que los inspire a trabajar duro en su proyecto ¿qué es lo que quieren transmitir en su imagen corporativa?
Alguno emprendedores perdieron la “chispa” de los primeros momentos, la razón que los impulsó a iniciar un proyecto y eso es porque se ha dispersado la atención de la marca en varios objetivos concretos y dispares.
Tener clara la misión ayuda a despejar el camino de distracciones y concentrarse en eso que es lo más importante para la empresa.
2 – Un mercado específico.
Un Target Market es necesario para la empresa y para la creación de la imagen. La definición de una imagen institucional no se basa en estética pura: la marca tendrá una audiencia a la que intentará llegar y eso condiciona el diseño. Esa gente debe entender el mensaje y responder positivamente. Este estudio previo, esta definición de mercado está usualmente estudiada de antemano y será crucial para el diseño de la marca.
La investigación previa para el desarrollo de una imagen de marca es conocer los usuarios potenciales, sus gustos, que tipo de personas son y sus expectativas de uso del producto o servicio.
3 – Valor propio.
Las marcas proporcionan valor, pero un valor intangible (del tipo emocional, haciendo a las personas sentirse felices, seguras, entretenidas, atractivas, etc.) Pero esto sería imposible sin el respaldo del producto o servicio en sí. Aunque el producto en sí mismo no sea valioso (financieramente hablando) es el principal soporte de la percepción que la gente tiene de la marca: Si los usuarios piensan que algo es valioso, entonces lo es.
Para el diseño de la imagen de marca esto es bueno y malo. Por un lado, significa que el diseñador sólo debe pensar ese gran diseño que realmente conecte con el mercado específico y la reputación que se forje la marca hará el resto. Por otro lado, hay que comunicar exactamente el tipo de valor que el producto ofrece a sus usuarios, porque la decepción es la peor de las reacciones ante una marca.
4 – Confianza.
Específicamente: los usuarios deben conocer, gustar y confiar en que el mensaje que da la marca a través de su imagen corporativa para seguir fieles a ella.
Para lograr esa confianza en la marca primero se debe dar a conocer, que se sepa que la marca (el producto, el servicio) existe. Esto es cuestión de percepción.
Hay que entender que ninguna marca puede satisfacer a todo el mundo, no importa lo duro que trabaje para ello. Pero a las personas que se llega es necesario no desilusionarlas y así lograr su confianza.
5 – Comunicación genuina.
La marca, desde su imagen, debe hablar el lenguaje de su usuario específico. La gente descubre si una marca es sincera o se ve artificial de inmediato. Quien intente quebrar esta regla fallará seguro, porque si no se conocen los códigos de comunicación del target no se puede conectar con ellos. Resulta gracioso ver los intentos de empresas conocidas tratar de “encajar” sus mensajes corporativos comunicando lo que “ellos creen” que debe oír su público, sin verdadero conocimiento de causa. Esto se hace evidente para quien lo recibe y es una razón de peso del fracaso en algunos proyectos.